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jueves, 17 de diciembre de 2015

Thursday writing ♡

Hola!
¿Cómo va la semana? ¡Ya queda menos para empezar las vacaciones!
Hoy os traigo la memoria VIII y una noticia: Amor gramatical acabará en la memoria XV o por ahí, así que no queda mucho. Quizá la sigo porque me gusta escribirla y tal. De todos modos no lo sé. Ya os iré informando. 
Besitos! 



Amor gramatical

Memoria VIII


Aline estuvo intentando toda la semana que su madre le dejara salir. Está claro que no le dijo la verdad; le contó que Amber, Brooke y Claire habían organizado una fiesta con los de clase y solo ellas cuatro se quedarían a dormir. 
- Mamá, anda, por favor...
- Te he dicho que ya me lo pensaré. Ni afirmo ni niego. 
- Un "ya me lo pensaré" es un no de toda la vida, mamá.
- Aline, si sigues insistiendo ya te aseguro yo que será que no.
- Vale, ya está, me callo.
Esa misma semana, empezaban los exámenes del trimestre. Su madre le dijo que si no suspendía ninguno, le dejaría ir. Sabiendo eso, Aline se puso a estudiar con ganas para no sacar malas notas. Al final de la semana, le daban los resultados de todas las pruebas y estaba muy nerviosa. Ella había estudiado y, en teoría, tendrían que ser positivos. El viernes, a última hora de clase, les dieron los sobres con los informes. ¡Había sacado en todo ocho y medio!. . Cuando llegó a casa, esperó hasta las seis a que llegara su madre de trabajar. Mientras, se duchó y se arregló para la noche. Cuando llegó, fue directamente corriendo hacia la puerta para rogarle. Le entregó el papel y su madre le dijo que podía irse a dormir con ellas. Aline, loca de alegría, le envió un mensaje a Harrison diciéndole que le fuese a buscar. Se siguió planchando el cabello y se acabó de maquillar. Miró el reloj y vio que eran ¡las siete y diez!. Llegaba tarde. Por diez malditos minutos. Aline cogió la maleta y la cargó en la espalda. Bajó rápidamente las escaleras, se despidió de su madre y se montó en el coche de Harrison, que estaba en la esquina de la calle para evitar que le vieran. Cuando la vio cruzar la calle, se quedó embobado. 
Cuando veía a Aline algo dentro se le movía. Nunca se había sentido así. Quería estar con ella toda la vida. Despertarse a su lado, abrazarle mientras dormía y acariciarle. Hacerlo todo con ella. Era una locura, porque ya pensaba en toda una vida cuando no habían estado juntos ni una semana. De hecho, no estaban oficialmente en una relación. Ese era el propósito del fin de semana. Quería llevarle a algún lugar bonito donde se sintiera cómoda para pedirle una sola cosa: estar juntos para siempre. Solo pensarlo, le entraban nervios. Él había estado con muchas chicas años atrás pero ninguna le llenaba y no iba a más porque no quería a ninguna. Pero ésta vez era diferente. Le quería. Ya lo podía decir con toda seguridad y confianza. 
Aline se montó en el coche y le besó.
- Hola. ¿Cómo estás?. ¿A dónde me llevas para pasar la noche?
- Ya lo verás cuando estemos cerca...
Harrison arrancó y fue dirección al hotel donde se iban a hospedar, cerca de Londres. Durante el camino hablaron básicamente de planes de futuro.
- ¿Y tú cuántos hijos quieres tener? -preguntó Aline con curiosidad.
- Uy, aún me queda para eso -contestó resoplando Harrison.
- Quizá no tanto. Nunca se sabe.
- Y dime, ¿tú cuántos quieres? -le dijo él a ella.
- Pues yo quiero dos, si puede ser. Una niña y un niño. La niña se llamaría Mia, Hilary o Leah. El niño...Gael o Peyton. 
- Mm...vale, bien, me gustan. Y te quieres casar, ¿verdad? -respondió Harrison con agrado.
- Mira, eso no lo tengo tan claro. Sí que haría una ceremonia con todas las personas que queremos pero, al fin y al cabo, solo son más papeles. Quiero que nos demostremos nosotros nuestro amor, con eso me basta. 
Sin darse cuenta, habían llegado a Coulsdon Manor Hotel. Entre parar para descansar o tomar algo por los mareos de Aline, habían tardado una hora y media. Cuando ya estaban allí, dejaron el coche en el aparcamiento y entraron. El botones les recogió las maletas y los abrigos y ambos subieron a la habitación 364. Abrieron la puerta y observaron el cuarto. Parecía la suite nupcial...solo que aquí había dos camas y no precisamente de matrimonio. No dijeron nada ni se quejaron. Solo organizaron todo lo que llevaban y se fueron a cenar al restaurante del mismo hotel. Les esperaba una larga noche.





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